Por fin, después de varias invitaciones, el día 7 nos decidimos a ir a ver a nuestros antepasados del Neolítico. ¡Qué alegría les dio cuando nos vieron! Como habían invitado a otros muchos amigos, tuvimos que esperar un poquito. Lo primero que hicieron fue contarnos el gran cambio que había experimentado su vida: ¡Hemos pasado de ser nómadas a sedentarios! Ya no vivimos en cuevas, sino que nos construimos nuestras casas. Gracias al adobe y a la paja, estamos más cómodos en nuestras viviendas. Ya tenemos más carne, y leche fresquita porque hemos aprendido a domesticar a los animales. Ahora hacemos cacharros de barro, cultivamos cereales y ¡hemos aprendido a escribir! Ya no estamos tan solos, vivimos más gente en poblados. Aunque nos vemos obligados a defenderlos con murallas... ¡Uhmm! Nos pareció que algo empezaba a no ir bien.
Pero bueno, nos alegramos mucho de sus muchos progresos y de que su vida, ahora, fuera un poco más cómoda. Total, todo no puede ser perfecto. Pasamos un día muy agradable y aprendimos muchas cosas de nuestros antepasados, a los que hacía casi 13.000 años que no veíamos. Siempre es agradable encontrarse con la familia.
Por fin, después de varias invitaciones, el día 7 nos decidimos a ir a ver a nuestros antepasados del Neolítico. ¡Qué alegría les dio cuando nos vieron! Como habían invitado a otros muchos amigos, tuvimos que esperar un poquito. Lo primero que hicieron fue contarnos el gran cambio que había experimentado su vida: ¡Hemos pasado de ser nómadas a sedentarios! Ya no vivimos en cuevas, sino que nos construimos nuestras casas. Gracias al adobe y a la paja, estamos más cómodos en nuestras viviendas. Ya tenemos más carne, y leche fresquita porque hemos aprendido a domesticar a los animales. Ahora hacemos cacharros de barro, cultivamos cereales y ¡hemos aprendido a escribir! Ya no estamos tan solos, vivimos más gente en poblados. Aunque nos vemos obligados a defenderlos con murallas... ¡Uhmm! Nos pareció que algo empezaba a no ir bien.
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